Si 10 años después se vuelve a inundar el mismo lugar

Colonia Caroya 30 de diciembre de 2019 Por Ariel Roggio
A una década de la inundación histórica del 18 de diciembre del 2009, nuestra zona vuelve a sufrir las mismas consecuencias. ¿Qué se hizo en todo este tiempo para resguardar a los caroyenses?
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Calle 48, la imagen repetida, pero es donde el agua siempre va a encontrar el "bajo" para escurrir.

Siempre nos preguntamos cuando pasan estas cosas, ¿qué tan lejos estamos de ser un “nuevo San Carlos Minas”?

La comparación con la tragedia del 6 de enero de 1992 en el pueblo de Traslasierra puede resultar exagerada, pero tiene sus fundamentos.

Hace 27 años, murieron 40 personas por el desborde de uno de los arroyos que pasa por el centro del poblado y que, al superar toda la capacidad imaginable, avanzó por un antiguo paliocauce que no era funcional y que se activó por el fenómeno. Es decir, la urbanización se hizo en un lugar por donde en algún momento de la historia pasó agua y en algún otro momento de la historia, el agua volvió a ese lugar. 

En Colonia Caroya, con características geomorfológicas diferentes a un pueblo de montaña, también se hizo la zona urbana por donde antes pasaba el “Riulat”, un río, un canal, un desnivel natural que existía en esta tierra y que tiene un trazado que hoy podemos dimensionar usando lugares actuales: va desde Arcor hasta pasando el Monumento al Inmigrante. 

Hoy, es la calle 48 la que concentra toda el agua que cruce la Ruta 9 de Oeste a Este. ¿Por qué? Porque es el desnivel natural del suelo, el viejo “Riulat”.

Como diría el viejo chacarero, “el agua siempre busca el bajo”, y el bajo, en Caroya, es la zona urbana Sur. 

 

Hace 10 años. 

Después del 18 de diciembre de 2009, las nuevas generaciones y los nuevos pobladores de la ciudad entendieron un poco sobre esta situación. 

Esa noche cayeron entre 90 a 130 mm en tan sólo una hora y media.

En Bº Los Álamos la situación fue caótica: hubo personas autoevacuadas que retornaron a su hogar a las pocas horas.

El agua cruzó la ruta 9 frente a Arcor y siguió una línea perfecta en sentido Oeste -Este cruzando chacras hasta llegar a calle 48 y 18. En medio, el desastre en una cortada y en un colegio.

Se derrumbó una precaria vivienda de una familia de origen boliviana, frente al Centro Educativo Manuel Belgrano, que esa misma noche hacía su acto de egreso. En la escuela también se vivieron momentos de zozobra por el ingreso de agua.

Al Polideportivo fueron evacuadas 10 personas de nacionalidad boliviana que trabajaban en la cortada de ladrillos de Blanco en condiciones muy precarias.

En la calle 48 pocas fueron las  viviendas que tuvieron la suerte de no verse afectadas por el ingreso de agua en su interior.

En esa misma calle, a la altura del 3600, el agua tenía casi dos metros de altura sobre el nivel del suelo y fue destructiva.

Con gran fuerza, inundó un sitio baldío, derrumbó una medianera, se metió en la casa de la familia Almada, siguió su recorrido hasta el patio, volteó otra tapia de 25 metros de largo y atacó al resto de las viviendas de esta cuadra del Lote XV.

Las marcas en las paredes marcaban casi 55 cm de agua y barro.

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Tres horas después de haber terminado meteoro, la Policía mantenía cortado el tránsito en Av. San Martín desde la Plaza Nicolás Avellaneda hacía el Este, ya que el agua de la calle Patat desembocaba en la arteria principal y seguía su cauce cubriendo toda la carpeta asfáltica.

En el lugar, los vehículos estacionados fueron arrastrados varios metros y todos terminaron con agua en su interior.

Por ese hecho, las autoridades empezaron a gestionar obras de desagües y empezaron a bajar el nivel de las calles. 

Desde ese momento, los caroyenses comprendimos que la calle 48 fue, es y será un río porque la pendiente apunta indefectiblemente a calle 48 y 18.

Tomando como punto de partida ese 18 de diciembre, ¿qué cambió en la ciudad en 10 años y por qué se repitió el mismo problema, aunque con menor impacto?

 

Lo que se hizo.

Una de las primeras acciones de Rodolfo Visintín fue bajar el nivel de la calle 48 para que las viviendas queden un poco más altas. No había recursos para otra cosa y con las mismas máquinas municipales se avanzó rápidamente para evitar otra situación igual.

Pasaron algunos años sin problemas hasta el 1° de noviembre de 2013. Luego, las inundaciones de febrero del 2015.

Durante la gestión de Luis Grión, sin demasiados recursos provinciales, se hicieron las obras en el aliviador del arroyo El Salitre hacia el río Carnero, duplicando la capacidad de descarga. 

Antes, toda el agua que escurría por los campos ubicados entre el Carnero y la Ruta E-66 inundaba Sierras y Parques y luego la zona urbana de Caroya. 

Con el aliviador funcionando bien, se frenó gran parte del agua del pie de montaña y se la derivó al río en el camino a Los Molles.  

Gustavo Brandán presentó “el primer plan de desagües de la historia”, pero desde que se empezó a hacer el canal de calle 52 hasta hoy, hay caroyenses que aseguran que esa obra trajo más perjuicios que beneficios.

Se hicieron microembalses tierras arriba de Sierras y Parques y se acondicionó una cantera en calle 124, entre la 10 y la 14, para que funcione como laguna de retardo.

Pero lo que pasa en la calle 48 divide los pensamientos de los vecinos.

Los que conocen la historia del Riulat, aseguran que nada puede evitar que el agua baje por esa calle.

Otros piensan que el Gobierno debería haber hecho las obras para reducir el impacto, más aún cuando ya hubo 10 años de tregua entre la inundación del 2009 y la de hoy. 

Una gran mayoría cree que nada soporta una lluvia de esta magnitud, por más que se hagan obras. 

En esta década pasaron gestiones radicales y peronistas, pero el problema sigue igual.

Aumentó notablemente el cemento en la zona urbana (eso implica más agua a la calle) y tanto del lado Sur como del Norte, Caroya recibe todo el agua que cae “arriba”, principalmente de Jesús María, Ruta 9 y campos cercanos. Eso será inevitable, salvo que se hagan obras mega faraónicas.

Por ahora, resta esperar si el canal subterráneo de calle 22 se puede financiar para que se complete el plan de desagües. 

Entre el 29 y 30 de diciembre del 2019, cayeron 200 mm en 10 horas, pero con una pausa entre medio que permitió el escurrimiento del agua del domingo a la noche para que soporte luego la del lunes a la madrugada. Si hubiese llovido sin parar, como la noche del 9 de diciembre del 2009, no sabemos qué podríamos estar cronicando hoy.

Ariel Roggio

Periodista

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