Cuatro Siglos de la Estancia de Caroya: la historia empezó el 16 de noviembre de 1616
Las tierras de Caroya, que más tarde formarían la estancia del mismo nombre, fueron dadas en merced en 1574 al Capitán Bartolomé Jaimes, vecino fundador de la ciudad de Córdoba.
Dos décadas después, las dio a su yerno, Juan Maldonado.
Luego, el matrimonio la vendió a Diego de Funes, marido de Inés González Jaimes y luego a su hija, Isabel de Funes, es decir, todo quedaba en el círculo íntimo.
Pero Isabel se casó con Luis Ribera, escribano del Cabildo de La Rioja y desde esa provincia no podía explotar estas tierras eficientemente.
Allí aparece la figura de Pedro Fernández Bandurreira, maestro sastre, que pidió prestadas las tierras para guardar ganado y logró que el Gobernador le permitiera seguir usando las hectáreas.
Para el año 1616, empezó el conflicto: Isabel Funes y Bandurreira tenían derechos legítimos sobre las tierras de Caroya.
La opción fue venderla y el hermano de Isabel, Cristóbal de Funes, la ofreció al Padre Diego de Torres, Rector del Colegio de la Compañía de Jesús, que quería tierras para el sustento de la Compañía.
Sin importar el pleito que existía sobre quienes tenían derechos, pagó 200 pesos a la familia Funes. El acto ocurrió el 16 de noviembre de 1616, hace exactamente 400 años.
La historia continúa y la seguiremos contando en los próximos días hasta llegar a la posesión definitiva.