Se cumplen 144 años de la fundación de Colonia Caroya

Cuenta Luis Gonzalez Warcalde, en su libro “Por las Rutas de la Historia ”, que la idea de crear una colonia de inmigrantes en las tierras próximas a la Estancia de Caroya surgió en el castillo del Seminario Menor de Sinsacate, propiedad de Nemesio González, en 1875.
El Presidente de Argentina en ese entonces, Nicolás Avellaneda, volvía de inaugurar el ramal ferroviario Córdoba-Tucumán y visitó nuestra zona para estar con su primo Nemesio, también de origen tucumano como el mandatario nacional.
El libro menciona que, en ese encuentro, González le propuso a Avellaneda la idea de traer inmigrantes europeos para trabajar las tierras de esta región del Norte de Córdoba.
Un año después, el Presidente sancionó la Ley de Inmigración y dispuso la creación de la Colonia San Martín (aunque terminó llamándose Colonia Caroya).
El primer contingente de inmigrantes que llegó a la región procedía de la actual Región Friuli-Venezia Giulia.
El grupo comenzó su larga travesía el 1 de febrero de 1878 a bordo del vapor “Nord América” desde el puerto de Génova.
Luego de 26 días de navegación arribaron a Buenos Aires y se alojaron durante varios días en el “Hotel del Inmigrante”.
El 14 de marzo al anochecer llegaron a Córdoba en tren, donde pasaron la noche.
El libro "100 años de historia" de Marta Nuñez, relata:
El 15 marzo, en horas avanzadas de la tarde, después de tres días de viaje, arribaron los futuros colonos a esa "tierra prometida". El tren, respondiendo a lo pactado con la empresa del Ferrocarril, paró cerca de la Estancia.
Allí descendieron, ante la mirada curiosa de una apreciable cantidad de lugareños que, enterados de la llegada de "gente nueva", se habían dado cita en el lugar.
El R.P. Ramos, que tenía a su cargo la Capilla, relató que él presenció el arribo de los colonos desde una de la galerías de la Casona.
"Los ví desfilar en trajes de labrador y con algunos instrumentos de agricultura en las manos. Al pasar el interior del este establecimiento, y en momentos en que pasaban por mis inmediaciones, no dejé de columbrar algunas acciones que me hicieron volver la esperanza de que pertenecían al gremio de nuestra sacrosanta religión".
Los inmigrantes, en efecto, fueron alojados en dependencias de la Casona, donde vivieron durante un tiempo bastante largo, pues ellos mismos debían levantar sus casas después de desmontar los terrenos que se les adjudicaron.
La primera noche fue de asombro, curiosidad y ansiedad. Fácil es imaginarse el rostro de los hombres, mujeres y niños, ante lo desconocido. Todos se reunieron en el amplio patio de la Casona al caer la noche, en torno a una olla en común.
El Diario El Progreso dice: "Marchan a doscientos noventa y cinco inmigrantes rumbo a Caroya".
Al día siguiente, la crónica del acontecimiento: "Antenoche llegaron a las ocho y media, los 300 inmigrantes a Caroya. La Estación del tren estaba concurridísima".