El emocionante relato de Martha Canale sobre el cólera y la promesa

Colonia Caroya 01 de febrero de 2017 Por Ariel Roggio
En la víspera de la procesión a la Virgen del Monserrat, la escritora e historiadora local recordó las historias que le contaron sobre la epidemia de 1887. El sufrimiento de las familias. El enojo con el enfermero enviado por Córdoba. El trabajo de los sepultureros. La importancia de José Bonoris.
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Martha Canale - relato sobre el cólera en Colonia Caroya

La historiadora y escritora caroyense Martha Canale visitó esta mañana Radio Comunicar para contar las historias de la epidemia del cólera que azotó Colonia Caroya en 1887 y que incluso provocó la muerte de su bisabuela.

Gran parte de los testimonios que fue escuchando durante su vida están plasmados en el libro "Fare l´América", publicado en el año 2001.

Su nono, Nicolás Canale, era el sepulturero y junto a otros tres hombres se encargaban de cavar las tumbas para enterrar inmediatamente a las personas que fallecían por la terrible enfermedad.

Incluso, se conocen casos de personas que fueron enterradas en estado cataléptico (no estaban muertas biológicamente, pero yacían inmóviles en sus catres) y ante la menor sospecha de haberse apagado sus signos vitales, los sepultaban para que el virus del cólera no contagiara al resto de la familia.

La mayoría de los casos ocurrió entre diciembre de 1886 y enero de 1887. Se cree que el cólera llegó desde países limítrofes.

En aquellas épocas, el Gobernador mandó a Caroya a un estudiante de medicina que les daba un brevaje a los enfermos, pero estos morían a las pocas horas.

Algunos sospechaban que había una orden de acelerar la muerte para que la enfermedad no siga expandiéndose en un pueblo que recién se estaba gestando.

Los propios colonos veían eso y Martha es contundente: "Lo sacaron del pueblo a los patadones".

Fue entonces que el Pbro. José Bonoris, sacerdote friulano enviado especialmente por pedido de los colonos, convocó a todos para una jornada de plegarias y oraciones en la Estancia de Caroya, donde estaban la imagen de la Virgen del Monserrat.

"Vengan todos, solo se queda uno a cuidar a los enfermos graves", fue el pedido del Cura.

Después de una manifestación de fe -la más importante de la historia de la Colonia- el milagro se produjo: los enfermos habían sanado y ya nunca más hubo casos de cólera en Caroya.

Por eso, los colonos prometieron sacar en procesión a la Virgen en la próxima fiesta Mariana. El 2 de febrero, una semana después del milagro, es el día de la Virgen de la Candelaria. Esa fecha fue usada para cumplir la promesa que ya tiene 130 años.

Ariel Roggio

Periodista

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