La historia del nogal de Sarmiento

Jesús María 11 de septiembre de 2018 Por Ariel Roggio
La relación entre Domingo Faustino y Aurelia Vélez en el parque de la Estancia Jesuítica de Jesús María era un secreto a voces bajo la sombra de un árbol que se quemó en diciembre de 1942. Imágenes y videos inéditos.  
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Una tarde, un hombre calvo de unos 70 años caminaba lento por el Parque de la Estancia.

Miró a los costados para asegurarse que estaba solo y que nadie lo observaba.

Se paró junto al nogal, sacó un cortaplumas de su bolsillo y, casi como un adolescente, talló sus iniciales en el tronco. “D.F.S.”

El Maestro de América tenía la picardía de escribir su nombre en el Nogal del parque de la Iglesia de Jesús María.

Su historia con Córdoba tenía amores y odios. Durante su presidencia creo aquí la Academia Nacional de Ciencias, el Observatorio Astronómico Córdoba, la Oficina Meteorológica Nacional, incrementó las vías férreas en el territorio provincial y realizó la Exposición Nacional de 1871.

Pero en algún momento manifestó que nuestra provincia no debería llamarse “La Docta” porque en ella sólo tenían acceso al estudio aquellos que pertenecían a la elite dominante.

En Civilización y Barbarie, La vida de Facundo Quiroga, dio una semblanza particular de nuestra provincia escribiendo “Esta ciudad docta, no ha tenido hasta hoy teatro público, no conoció la ópera, no tiene aún diarios, y la imprenta es una industria que no ha podido arraigarse aquí”. 

Aurelia había nacido en Buenos Aires el 8 de junio de 1836, durante el segundo gobierno de Rosas.

En 1845 se conocieron con Sarmiento en Uruguay, en una reunión con algunos exiliados políticos argentinos.

La pequeña tenía apenas 9 años y Sarmiento era un hombre de 34; sin saberlo, acababan de conocerse dos personas que se acompañarían en los momentos más difíciles y felices de sus vidas.

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En 1853 contrajo matrimonio con su primo, Pedro Ortiz Vélez, de quien se separaría pocos meses después.

 “Te amo con todas las timideces de una niña y con toda la pasión de la que es capaz una mujer. Te amo como no he amado nunca, como no creí que era posible amar. He aceptado tu amor porque estoy segura de merecerlo. Solo tengo en mi vida una falta y es mi amor a ti. ¿serás tu el encargado de castigarla? Te he dicho la verdad de todo. ¿Me perdonarías mi tonta timidez? Perdóname, encanto mío, no puedo vivir sin tu amor.

“Escríbeme, dime que me amas, que no estás enojado, que no estás enojado con tu amiga que tanto te quiere…” (Cartas de Aurelia Vélez a Domingo F. Sarmiento)

Algunos historiadores sostienen que la relación entre Domingo y Aurelia fue estrecha. Sin dudas eran cercanos y confidentes, pero no sabremos jamás si llegaron a mantener una relación de pareja o no.

A fines de la década de 1870, Aurelia y su madre se instalaron en Jesús María porque ambas estaban enfermas.

En noviembre de 1879, Sarmiento recibió una carta en la que Aurelia le relataba el difícil momento que atravesaba.

Domingo abandonó sus disputas políticas y se trasladó a Córdoba durante varios meses. Si bien no hay registros detallados de su estadía, se sabe que eran frecuentes las reuniones en el parque de la iglesia de la Villa Primera a la sombra de un nogal frondoso.

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 “Mi vida futura está basada exclusivamente en tu solemne promesa de amarme y pertenecerme a despecho de todo; y yo te agrego, a pesar de mi ausencia” D.F.S.

En diciembre de 1942, una centella incendió el histórico Nogal donde Sarmiento había grabado sus iniciales.

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El fuego fue tan intenso que el destacamento 4 de Artillería no pudo apagarlo y debieron llamarse a diferentes dotaciones de bomberos de la ciudad de Córdoba. Los restos de este árbol aún permanecen en el Parque de la Estancia de Jesús María, aunque ya no quedan rastros de las iniciales que Sarmiento grabara en 1879.

Texto escrito por Santiago Scalisi.

Artículo completo en la página web del Museo Jesuítico Nacional de Jesús María

Ariel Roggio

Periodista

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