Falleció el Padre Bernardo Hughes

Colonia Caroya22 de mayo de 2017 Por Ariel Roggio
Fue un sacerdote Pasionista que luchó por los Derechos Humanos tras la dictadura militar de 1976. Fue párroco de Colonia Caroya desde 1980.
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Entrevista a Bernardo en mayo de 2014 en Radio Comunicar

A la edad de 83 años, falleció en su casa de Buenos Aires el Padre Bernardo Hughes.

Fue un reconocido sacerdote Pasionista que llevó la bandera de los Derechos Humanos y estuvo muy cerca de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

El presbítero Bernardo Hughes nació el 3 de diciembre de 1933 en San Miguel del Monte, provincia de Buenos Aires. Era hijo de campesinos irlandeses.

Fue ordenado sacerdote de la congregación Rogacionista del Corazón de Jesús (Padres Rogacionistas), el 16 de junio de 1962, en Santos Lugares, por monseñor Manuel Menéndez.

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Imagen de Bernardo en 1989 y de la última vez que estuvo en Radio Comunicar, en mayo de 2014.

Durante la Dictadura de 1976, fue quien denunció las atrocidades de los militares. "El 8 de diciembre de 1977 habían secuestrado a varias personas que estaban en nuestra iglesia. Mi casa era el lugar de las reuniones con las madres de los desaparecidos".

Luego debió exiliarse en otros países y a su regreso terminó en Colonia Caroya, desde 1980 hasta casi 1990.

La CTERA, por ejemplo, lo declaró "Maestro de Vida". "Desde chico intenté caminar con la gente. Le pedía a Jesús que pueda transmitir su mensaje", nos contó en una entrevista en Radio Comunicar en mayo de 2014.

Video filmado por alumnas del Instituto Santa Cruz.

Cuando cumplió 74 años, fue entrevistado por Página 12 sobre su rol en proteger a personas que estaban perseguidas por la Dictadura.

El lunes 3, el padre Bernardo Hughes cumplió 74 años. Como agradecimiento escribió una carta a sus amigos. “Siento como un don del Espíritu haberme encontrado con Madres y Abuelas: no me permitieron ser indiferente”, apuntó.

La espera incluye un bautismo a un joven que lucha por dejar la droga. Bernardo arma una ronda, conversa y se calza “la maxifalda” para cumplir con el rito. Después busca una habitación y se dispone al diálogo.

–¿Cuándo ubica los primeros refugiados?

–Cuando cae (Salvador) Allende, las familias chilenas. Muchos terminan en Suecia.

–¿Había espacio para todos?

–Sí, la manzana tiene varias bocas de expendio. La escuela, frente al pasaje que llamo “Historia Argentina” porque nace en Independencia y termina en Estados Unidos; el templo, el local de Alcohólicos Anónimos que los curas no usamos, el servicio social y la Casa de Nazareth, treinta habitaciones con baño.

Sin proponerlo la charla se desvía hacia Perón. “Fuimos a recibirlo las dos veces: la primera con lluvia, la segunda con sol y tiros. Los muchachos del barrio le dieron sentido religioso, me invitaron a rezar la noche anterior. En el camino una columna nos advirtió: ‘nos robaron la fiesta’.”

–¿Cuándo sintió miedo por primera vez?

–La violencia nos rozó con (Juan Carlos) Onganía. A pocas cuadras, en Filosofía y Letras, fue la Noche de los Bastones Largos. Después cuando involucraron al cura (Alberto) Carbone con el secuestro de Aramburu. Invitamos a orar y vino la policía. “¿Qué significa tercermundistas? ¿Quieren casarse?”, preguntó un cana. “Para eso no hace falta tanto lío”, le explicamos. No había que distraerse, era sacar el foco del problema.

Hughes fue párroco de la Santa Cruz durante nueve años, hasta mayo de 1976. La historia oficial dice que se exilió. “No me dijeron las intenciones”, relativiza. Cuando masacran a los palotinos le advirtieron “no vuelvas, va carta”. En Bogotá conversó con Eugenio Delaney, teólogo que tenía a su cargo la Casa de Nazareth, donde una bomba había servido de advertencia. “Ahí me desayuno que en Argentina hay centros clandestinos, parecía imposible”, recuerda.

El 8 de diciembre de 1977 Bernardo estaba en Montevideo. Como párroco lo había reemplazado Mateo Perdía, hermano del montonero. Junto con Delaney, el padre Richards, el rector del colegio Carlos O’Leary y el sacerdote Jorge Stanfield, Perdía –amigo de Adolfo Pérez Esquivel– fue quien abrió las puertas de la Santa Cruz a las primeras Madres. Allí nacieron el Movimiento Ecuménico (MEDH) y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). También la Asociación de Trabajadores del Estado.

Y allí siguen firmes, junto con los obreros de Brukman, en la Multisectorial Vecinos de San Cristóbal o exigiendo desprocesar a los trabajadores del Hospital Francés, copado por gendarmes. Como señal de alerta, un documental que hizo el grupo de jóvenes del Area Social de la parroquia por los 30 años de los secuestros arranca con un graffiti de 1976, “Fuera curas comunistas”, y otro de 2007, “Viva Videla” junto con la placa que recuerda a los doce secuestrados de aquella noche.

El padre Bernardo tampoco baja los brazos. Pelea “en medio de esa guerra brutal entre pobres que es el negocio de la droga” en el barrio San Cayetano, a mitad de camino entre Zárate y Campana. “Es un barrio cerrado, porque no tiene entrada, y privado, privado de todo”, lamenta.

–La sacamos barata –concluye cuando mira hacia atrás–. El secuestro de esas doce personas no fue un golpe a nosotros. No es que sea insensible. Quiero decir que si hubieran querido también nos habrían llevado.

Fragmento de una carta que escribió a Madres de Plaza de Mayo:

Me sentí fuertemente golpeado como aspirante a discípulo de Jesús y como sacerdote, llamado a servir al pueblo desde el Evangelio, al constatar que los principales actores de las atrocidades cometidas, tenían íntima relación con nuestra Iglesia. En todas las dependencias oficiales Cristo aparece crucificado en lugares prominentes. La condición de católico forma parte de la ideología: recordamos los cursillos, los capellanes, etc..

¿Donde comenzó el distanciamiento del Evangelio suplantándolo por la ideología fascista? Creo que es la repetición de lo que le pasó a Jesús: "¡Según nuestra ley debe morir!". Lo mató la ortodoxia, la religión sin amor. El Pastor Bonhoefer fue obligado en el campo de concentración nazi a presenciar el castigo de la horca de tres presos. La cuadra estaba llena: se trataba de un castigo ejemplar. Cuando los tres cuerpos quedaron suspendidos, alguien comento: "Y Dios, ¿dónde está?". En voz baja, el Pastor respondió: "Esta ahorcado delante de nosotros". Al hacer a Dios "sagrado", lo separaron de la humanidad, lo recluyeron en un templo y el mundo se volvió "zona liberada" para la crueldad, la guerra y el despotismo, y no pocas veces se hizo en su nombre. Veneramos a Jesús en crucifijos de madera y lo crucificamos en hermanos de carne y hueso. Sino, como entender lo que dicen las Madres: "Nosotros queremos denunciar que esta verdad, que a los familiares nos llevó 28 años conocer, estaba en posesión de la Marina, autora del hecho, del resto de las Fuerzas Armadas, de la Iglesia, que a través de los capellanes de la ESMA consolaba a los marinos cuando volvían de los vuelos, diciéndoles “que habían brindado a sus detenidos una muerte cristiana y sin sufrimientos?".

Ariel Roggio

Periodista

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