A 133 años de un milagro que Colonia Caroya todavía agradece

Historias caroyenses 27 de enero de 2020 Por Ariel Roggio
Entre el 26 y 27 de enero de 1887, los colonos, liderados por el Pbro. José Bonoris, hicieron la manifestación religiosa más grande de la historia de la ciudad implorando el cese del cólera. Los enfermos sanaron y el pueblo saca en procesión a la Virgen cada 2 de febrero.
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La Capilla de la Estancia, lugar donde los colonos suplicaron el cese del cólera hace 133 años.

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"La historia de la promesa", por Martha Canale - entrevista en Radio Comunicar en 2017.

"La verdadera imagen de la Virgen", por Marta Copetti - entrevista en Radio Comunicar en 2017.

A fines de diciembre de 1886 , se hizo presente en Colonia Caroya la tan temible epidemia del Cólera.

Arrebataba de manera drástica e implacable, las vidas de muchos colonos sin respetar tiempo ni edad. Quién era atacado por el terrible mal, no tenía alternativas.

En enero del año siguiente continuaba el flagelo ante la desesperación e impotencia de los colonos y frente a la falta de medios para combatir el mal.

La historiadora y escritora caroyense Martha Canale cuenta la historia con mucha emoción: gran parte de los testimonios que fue escuchando durante su vida están plasmados en el libro "Fare l´América", publicado en el año 2001.

Su nono, Nicolás Canale, era el sepulturero y junto a otros tres hombres se encargaban de cavar las tumbas para enterrar inmediatamente a las personas que fallecían por la terrible enfermedad.

Incluso, se conocen casos de personas que fueron enterradas en estado cataléptico (no estaban muertas biológicamente, pero yacían inmóviles en sus catres) y ante la menor sospecha de haberse apagado sus signos vitales, los sepultaban para que el virus del cólera no contagiara al resto de la familia.

La mayoría de los casos ocurrió entre diciembre de 1886 y enero de 1887. Se cree que el cólera llegó desde países limítrofes. "Vino en tren", dijo el historiador Esteban Dómina. 

En aquellas épocas, el Gobernador mandó a Caroya a un estudiante de medicina que les daba un brevaje a los enfermos, pero estos morían a las pocas horas.

Algunos sospechaban que había una orden de acelerar la muerte para que la enfermedad no siga expandiéndose en un pueblo que recién se estaba gestando.

Los propios colonos veían eso y Martha es contundente: "Lo sacaron del pueblo a los patadones".

Fue entonces que el Pbro. José Bonoris, sacerdote friulano enviado especialmente por pedido de los colonos, convocó a todos para una jornada de plegarias y oraciones en la Estancia de Caroya, donde estaban la imagen de la Virgen del Monserrat.

"Vengan todos, solo se queda uno a cuidar a los enfermos graves", fue el pedido del Cura.

Después de una manifestación de fe -la más importante de la historia de la Colonia- el milagro se produjo: los enfermos habían sanado y ya nunca más hubo casos de cólera en Caroya.

El 26 o 27 de enero, el Padre José Bonoris convocó a todos a concurrir a la Estancia y en la Capilla de la vieja Casona rogaron, con lágrimas y una fe grande en Dios y en la Madre de Monserrat, el cese de la epidemia formulando solemne voto de llevar a la Santísima Virgen en procesión.

Después de los rezos, los enfermos se sanaron y nunca más hubo casos de cólera en Caroya. 

El 2 de febrero, una semana después del milagro, es el día de la Virgen de la Candelaria. Esa fecha fue usada para cumplir la promesa que ya tiene 133 años.

Después del voto del cólera, acompañados y estimulados por el Pbro, Bonoris, pensaron los colonos en tener su propio templo. En el año 1888 fue colocada la piedra fundamental, y en mayo de 1898 se festejó la inauguración y bendición del templo Parroquial.

Desde el 2 de febrero de 1887 se realiza la procesión a la Virgen. En sus primeros años era desde la Casona de Caroya por la calle ancha ( Avda. San Martín).

Después de contruido el Templo, le fue cedida la Imagen, continuando desde alli la procesión por la misma calle ancha, en frente a la parroquia.

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En la Parroquia están los frescos que narran la historia del milagro de 1887. 



La virgen morena.

Hace tiempo que se conoce la historia que certifica que la imagen de la Virgen que está en la Parroquia caroyense no es la del Monserrat.

La escritora local Marta Copetti afirmó que el primero que contó ese dato en una misa fue el Padre Bernardo Hugges, hace casi tres décadas.

La Virgen del Monserrat es morena y en la iglesia hay una imagen de una María de tez blanca con un niño en brazos y hecha con un material de primera calidad.

En cambio, en los primeros años se usaba una Virgen “de vestir” o “de bulto”, que solo tenía la cara, pero su cuerpo era de alambre para luego colocarle la vestimenta.

La del Monserrat (o conocida como la “moreneta”), es la patrona de Cataluña.

Bernardo trajo la verdadera imagen y la mostró a la comunidad. Dentro de la Parroquia está pintada la Virgen morena entre las montañas.

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Esta pintura está arriba del altar de la Parroquia de Colonia Caroya. Es la verdadera imagen de la Virgen del Monserrat. 

Se cree que el Colegio del Monserrat tenía una imagen de esa “Moreneta” que quedó en la Estancia de Caroya y fue usada por los colonos para la primera procesión tras liberarlos del cólera en 1887.

La imagen que hoy se saca en procesión no es la misma de la promesa, ni es la del Monserrat, pero es en quien la comunidad católica confía y deposita sus esperanzas y fe.

En algún momento de los casi 120 años que tiene la Parroquia, enviaron la imagen actual y el pueblo caroyense la adoptó y la sacó en procesión cada 2 de febrero.

Marta Copetti, al respecto, fue contundente: “Igualmente es María, nos dieron esa imagen, la adoptamos. Y hay que seguir firmes en la procesión y en cumplir la promesa”.

Ariel Roggio

Periodista

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