A los 95 años, falleció Horacio Roggio, ex comisionado municipal de Colonia Caroya

Historias caroyenses 27 de agosto de 2022 Por Ariel Roggio
Estuvo al frente del municipio entre 1966 y 1969. Su padre, Guillermo, también fue intendente. La Municipalidad decretó tres días de duelo.
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Foto: Revista Placeres Caroyenses (edición mayo de 2015)

Horacio Noel Roggio falleció este sábado a la edad de 95 años.

Por la trascendencia de su persona en la historia caroyense, la Municipalidad decretó tres días de duelo.


Hace siete años, fue entrevistado por la Revista Placeres Caroyenses.

Horacio nació y creció en Colonia Caroya. Era el segundo de los cinco hijos del ex intendente Guillermo Roggio.

Empezó a trabajar a la edad de 14 años, aprendiendo distintos oficios y funciones.

Entre otras cosas fue obrero, carnicero, heladero, presidente del Concejo Deliberante, vendedor de automóviles y productor agropecuario.

Asumió el Ejecutivo municipal en 1966, luego del segundo mandato de Celestino Peschiutta.

“El negro”, como lo conocían todos, permaneció en el puesto hasta 1969, y lo dejó porque se le presentó la oportunidad de crear una empresa familiar junto a sus hermanos: la primera concesionaria de autos de Caroya “San Guillermo S.A”.

En el año 1973 sufrió un accidente de tránsito que le provocó siete fracturas. Una de ellas, en la base del cráneo, le ocasionó la pérdida de audición. A pesar de haber tenido enyesada prácticamente la totalidad de su cuerpo durante más de medio año, Horacio continuó su vida como si nada le hubiera ocurrido.

-¿Qué significó aquel accidente en su vida?

-Un accidente nomás. Cosas que pueden pasar en la vida. No ha impactado en mi forma de ser. Estuve siete meses con todo el cuerpo enyesado. Siete fracturas, perdí la audición por fracturarme la base del cráneo. Al accidente lo tomé como una cosa normal, no me preocupó. Tal es así que seguí con mis actividades como si nada hubiese pasado.

-¿Cómo era Caroya en el pasado?

- Creció mucho la Colonia, pero mantiene su esencia. La vida en sí, es la misma. La gente es muy amable. En la juventud nuestra éramos todos muy compañeros. Pasaron más de 70 años. Para mí la Colonia es muy importante, uno la siente. Algunos no están de acuerdo con el crecimiento, para mi es algo normal. Se va desarrollando a medida que el tiempo pasa. En los últimos años ha avanzado mucho. Viene mucha gente de afuera.

-¿A qué escuela fue?

-San Martín. Hice dos veces sexto grado. Había aprobado la primera vez, y tenía intenciones de estudiar, pero la situación económica de mi padre no me lo permitió. Entonces pedí volver a hacer sexto grado. No pude seguir estudiando, así que a los 14 años empecé a trabajar.

-¿Qué recuerda de su padre?

- Falleció muy joven. A los 50 años. Sufrió mucho mi padre. Tuvo cáncer, desgraciadamente. Te puedo decir que todavía lo extraño. Me acuerdo siempre de él. Ha sido muy bueno con todos nosotros. Nos apreciaba mucho, y nosotros a él. Cuando él era Intendente, mi hermano Luciano que era un niño, bajó al sótano y tomó vino. Se agarró una borrachera bárbara, y tuvimos que ir a buscar a mi padre que estaba trabajando en el canal San Carlos.

-¿Recuerda usted cómo llegó a la Intendencia?

-Era presidente del Consejo Deliberante en ese momento. Celestino Peschiutta, era el Intendente, y renunció. Yo tenía una relación muy buena con Celestino, nos llevábamos muy bien. Entonces el gobierno de Córdoba me nombró a mí. Yo estuve dos años y pico en el Ejecutivo, desistí porque con mis hermanos tomamos la concesionaria Chrysler y no podía estar en los dos lados. Ahí empecé a dedicarme a la venta de vehículos.

-¿Qué cosas se hicieron en Caroya cuando usted era intendente?

-Empezamos con el cordón banquina de la avenida. El primer tramo que hicimos fue desde la Municipalidad hasta la bodega La Caroyense. También hicimos el alumbrado público, porque antes cruzaba un alambre de plátano a plátano y la luz colgaba en el medio; nosotros pusimos luminarias que hay ahora, cambiando aquel sistema. Acá en la Colonia, había necesidad de agua, entonces colocamos dos bombas en el canal San Carlos; a este trabajo lo hizo Hidráulica. A la comuna, las bombas le costaron 500 mil pesos. También hicimos muchos arreglos en el cementerio, porque estaba medio descuidado. El intendente de Jesús María era Aznar, tuvimos dos reuniones, nos habíamos puesto de acuerdo en crear una empresa pavimentadora para asfaltar las calles de la Colonia y las de Jesús María. Hasta habíamos elegido el sitio para crear la empresa. Después, yo tuve que renunciar porque nos habían nombrado concesionario  Chrysler y aquello quedó en la nada. La intención era asfaltar toda la parte céntrica.

-¿Recuerda el conflicto por Malabrigo entre Caroya y Jesús María?

-Sí. Jesús María quería Malabrigo. Los caroyenses tuvimos fuertes enfrentamientos con Jesús María. Acá se hicieron paros, hasta hicimos un almuerzo en la casa del Friuli y fue prácticamente todo el pueblo. Protestábamos porque Malabrigo siempre fue de la Colonia y la intendencia de Jesús María nunca se había hecho cargo de ese lugar. Después el Gobierno de la Provincia nos dio la razón y se lo dejó a Caroya. La gente respondió muy bien. Hicimos un viaje a Córdoba para reclamar. Habíamos pedido una audiencia con la Provincia y fue impresionante la multitud que nos acompañó. Nadie quería ceder. Se había formado la comisión para defender el caso de Malabrigo y aunque hacía unos años que había dejado de ser Intendente, los caroyenses respondieron maravillosamente.

-¿Cómo ve a Colonia Caroya?

La veo bien, crece mucho. Lo que le falta es solucionar el problema de las calles. La Colonia es inmensa y hay muy pocas cuadras pavimentadas. Crece lindo Colonia Caroya. Es necesario asfaltar. Hay calles céntricas que cuando llueve no se puede andar. Con el tiempo, Colonia Caroya va a superar a Jesús María, porque es muy grande. Jesús María ya está cubierta, acá tenemos 12 mil hectáreas. Además, el comercio va en aumento.

-¿Qué le falta a Colonia Caroya?

- Para mí lo principal en este momento es solucionar el problema de las calles y formar un centro cívico. La colonia es muy grande y tenemos que tener una parte céntrica. Eso me parece que haría falta, lo demás va creciendo, va andando bien. Yo veo que la Colonia crece. Caroya es extensa, y se necesita un gran presupuesto para poder realizar todo lo que hace falta. Es muy vasta. Yo soy un enamorado de la Colonia. Las cosas con el tiempo se van a ir realizando. El espacio se va creando, pasa que hacen falta fondos y si no hay medios, no se puede hacer nada. Comercialmente ha crecido bastante. Hay que darle tiempo al tiempo. Todo se va a ir haciendo de a poco.

-Caroya es una ciudad urbano-rural, ¿hay que conservar la parte rural?

-Lógico, porque es muy grande. Hay que formar un centro cívico, y que la parte rural sea zona rural. No podemos abarcar todo el territorio con urbanismo. La parte rural va a tener que existir siempre. Con el pasar del tiempo posiblemente se va a ir achicando, pero va a seguir existiendo. Han cedido mucho los viñedos, por un lado porque ha avanzado la población y por el otro porque los dueños de las quintas se han dedicado a otras cosas. Siempre va a existir la parte rural: siempre va a ser Colonia Caroya.

¿Cómo imagina a Caroya en 50 años?

-Va a ser muy grande. Ahora mismo está creciendo demasiado. Viene gente de todos lados. Vamos a superar a Jesús María. Esa localidad ya está cubierta y acá recién estamos empezando a crecer proporcionadamente. Para mí ésta va a ser una enorme ciudad. Estamos a un paso de Córdoba, a parte que la Colonia es la Colonia, los atrae a todos.

Ariel Roggio

Periodista

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