Lo que el rio nos dejó

Ambiente 15 de febrero de 2016 Por Alvaro Vucovich - Abogado
OPINIÓN - En el día de hoy se cumple un año de la trágica creciente que afectó a toda la zona, especialmente a la ciudad de Jesús María. El río Jesús María y Carnero bajaron desde las Sierras Chicas con una fuerza imparable y trajeron destrucción por todas partes, de viviendas, de vidas y de infraestructura pública. Sin embargo, nos dejó algunas cosas que quiero aquí reseñar.
las vertientes con firma
Fotografía: Luis Segura - 02-03-2015

El agua nos dejó la certeza de que la imprevisión no es gratuita, sino que se paga cara.

El río desnudó la total negligencia y falta de prevención de las autoridades, que hicieron total caso omiso a las advertencias que el río ya había hecho en el año 2010 cuando destruyó el puente de la ruta nacional N° 9, que costó muchísimo dinero en reconstruir, y en el año 2013 cuando arrastró al puente Centenario de la ciudad de Jesús María, junto a una vida que es ahora irrecuperable.

La creciente del 15 de febrero y 03 de marzo del año pasado, se llevaron los sueños del Sr. Francisco Gonzales en Agua Mansa, y de un vecino de barrio Las Vertientes, que vieron como sus viviendas fueron demolidas y arrastradas por la fuerza de las aguas debido a la total falta de defensas en las márgenes del río.

También las aguas se llevaron a una joven, en proximidades de Ascochinga, a quien nadie le avisó de que se avecinaba una gran tormenta, dejando dolor y tragedia en sus más próximos.

Sin embargo, a pesar de todo lo que se llevó el agua, nos deja la certeza de que en la ciudad de Jesús María se autorizaron loteos en zonas  de riesgo, inundables, y sin haberse realizado mínimamente defensas en las márgenes del río, lo que no debería haber ocurrido.

Dejó en evidencia que no existieron alertas tempranas para avisar a los vecinos con tiempo, de que estábamos desprotegidos y que era necesario comenzar de una buena vez con las obras hidráulicas  y de infraestructura básicas que prevengan hechos similares en el futuro.

Algunos buenas cosas trajo el agua. La creciente nos dejó con un sistema de alertas tempranas, con estaciones que miden el nivel de precipitaciones en la cuenca alta, operativo desde  fines del año pasado a raíz de la sentencia que ordenó la Justicia al Gobierno provincial, luego de que  setenta vecinos se organizaran e interpusieran un recurso de amparo exigiendo que las autoridades estén a la altura de sus responsabilidades.

También quedó establecido una nueva ordenanza de defensa civil en la ciudad de Jesús María y Colonia Caroya, comenzando a organizarse con un poco más de seriedad una función indelegable de las municipios, y que hasta ese momento no tenía el funcionamiento adecuado.

La creciente dejó a la sociedad con más conciencia respecto a que el cambio climático es una realidad insoslayable y que debemos adaptarnos a esta nueva situación, como también sabemos ahora que estos eventos no se tratan de hechos imprevisibles ni inevitables como nos quisieron hacer creer.

Los hechos sufridos en nuestra zona dejaron construidos y operativos 18 microembalses en la cuenca media del río Jesús María que retardan el escurrimiento de las aguas, comprometidos por el Gobierno Provincial en la Justicia, los que funcionaron bien en la última creciente de enero de este año.

El rió se llevó muchas cosas, pero dejó sobre la mesa la indolencia de los gobiernos, quienes a partir de allí comenzaron a darle al problema la dimensión que tiene, y comenzaron a estudiar la factibilidad de construir dos diques en la zona del El Carapé y Colonia Hogar, para frenar las aguas arriba, los que tienen que ser construidos en alguna oportunidad.

El río se llevó muchos espacios verdes, que son irrecuperables lamentablemente, pero dejó a una sociedad un poco mejor organizada ante el problema, como el Ente creado que coordina a todos consorcios canaleros, camineros etc existentes.

El río se llevó varias viviendas de vecinos que construyeron en lugares habilitados por los gobiernos, pero nos dejó ahora juicios millonarios que deberán afrontarse con el dinero de los contribuyentes.

El Guanusacate, nos dejó un polémico tributo para hacer frente a las obras en el río, que muchos se niegan a pagar, que generó una gran discusión social sobre la eficiencia y prioridades en el manejo de los recursos públicos.

El río Jesús María dejó en evidencia como las peleas entre los distintos niveles de gobierno, ya sea nacional, provincial o municipal, perjudican solo a los vecinos, quienes son los que sufren la falta de obras.

Las crecientes nos dejaron eso y muchas otras cosas, esperemos que se hayan llevado la soberbia y negligencia de las autoridades como la indiferencia de gran parte de la sociedad que nada le importa.

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