¿Conocías la historia del chalet de Guyón?

Historias caroyenses 21 de mayo de 2020 Por Ariel Roggio
Un informe audiovisual con entrevistas e imágenes inéditas de la familia de María Fogliarini y Antonio Guyón. Para mirar en cuarentena y conocer más sobre el pasado del parque urbano que es de todos los caroyenses desde hace tres años.
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El Chalet de Guyón siempre fue un misterio para los que no conocieron su historia.

Las nuevas generaciones solo vieron un edificio abandonado en medio de malezas y ahora nos acostumbramos a un parque iluminado, limpio y hasta con seguridad las 24 horas, pero hubo quienes presenciaron el esplendor de esa construcción en momentos de armonía y ambiente familiar.

El dueño del lugar y de tantos otros sitios fue Andrés Fogliarini, un inmigrante italiano que, según decían, no sabía leer ni escribir, pero que era lo suficientemente inteligente para empezar a amasar una fortuna en los primeros años de vida de los colonos friulanos en estas tierras.

Fue intendente de Colonia Caroya entre 1902 y 1905.

Como era el único adinerado en el pueblo, después de su paso por la función pública, compró acciones del agua que se las quiso vender a la Municipalidad, pero como el intendente no se las quiso comprar, se decidió por hacer un pueblo nuevo: Colonia Vicente Agüero. En San Durí, Fogliarini era el dueño de la Estancia El Indio.

Tuvo una sola hija, María Fogliarini, que heredó de sus dos líneas sanguíneas más de 30 propiedades.

María se casó con Antonio Guyón, un hombre que, según dicen sus propios descendientes, trabajaba de maquinista en el ferrocarril.

Al casarse con María, su vida cambió rotundamente: pasó a administrar todas las propiedades de su esposa y llegó a ser Senador Provincial.

En la década de 1940, varios años después de la muerte de Fogliarini, decidió construir un chalet en el sitio ubicado al lado de la bodega Intihuasi, en la calle ancha (Av. San Martín al 900).

Allí nacieron sus cinco hijos: Antonio Andrés (Chicho); Rodolfo Federico (Nino); Guillermo Amadeo (Pipo); Leonor (Pipina); y Nélida Lucía (Porota).

El frente que da a la Avenida nunca se terminó, aunque se ingresaba por la calle ancha y después de transitar un túnel de árboles, las personas entraban por la parte posterior, donde estaba la galería.

El chalet tenía siete habitaciones y tres baños, dos comedores y la galería. Fue una de las primeras casas con teléfono fijo en Colonia Caroya. Muchos aún recuerdan al Papagayo Arturo y al perro Colly, las mascotas de los hijos de Antonio.

Por muchos años, la residencia de los Guyón fue un lugar de reuniones políticas y de grandes tertulias, hasta que  empezó a ser la obsesión de los abogados.

De los cinco hermanos Guyón, solo dos tuvieron hijos. Antonio Andrés (Chicho) se instaló en Mendoza y tuvo a Jorge y Nelson. Nelida (Porota) se casó con un cordobés de apellido Mariano, y fue madre de Rodolfo y Alicia.

Guillermo (Pipo), el que administraba casi todo, quedó soltero. Leonor (Pipina) se casó con un primo hermano, Miguel Guyón, y no pudo tener hijos. Ambos siguieron viviendo en el caserón.

La muerte de Rodolfo (Nino) Guyón fue el primer conflicto por la herencia: su viuda, Rosa Martedi, pidió la quinta parte de las propiedades de la familia y en la tasación de todos los inmuebles cuantificaron el millonario patrimonio.

Influenciados por los abogados, los hijos de Antonio –que murió en 1956- y de doña María, empezaron a  entrar en un territorio de discusiones. Con la muerte de los cinco hijos, el conflicto se agravó entre herederos de sangre y los beneficiarios de las partes de Pipo y Pipina.

Las partes de la herencia que les correspondían a los hermanos sin descendientes se empezó a repartir a diferentes familias. Pipo le dejó a las novias que tuvo. Pipina a los sobrinos de su esposo y al Cotolengo Don Orione.

Los abogados más reconocidos estuvieron involucrados defendiendo a alguna parte interesada en tener el mayor capital posible del patrimonio de los Guyón.

Mientras, el chalet, ya deshabitado, sufría el deterioro del abandono, el vandalismo y los saqueos.

Recién en octubre de 2010, 25 años después de la muerte de Pipo, se llegaría a un acuerdo entre todos los herederos de los 16 inmuebles que quedaban.

El 14 de agosto de 2013, las 19 hectareas del Lote 11-B quedaron saneadas en los papeles.

Una fracción de 2700 m2 fue adquirida por Antonio Mariano, el propietario de Mariano Max, que pasó a ser el nuevo propietario de las ruinas del chalet, con intenciones de restaurarlo y subdividir el entorno para hacer un barrio exclusivo.

Pero en diciembre de 2015, apenas asumida la gestión del de. Dr. Gustavo Brandán, el Concejo Deliberante de  Colonia Caroya declaró al parque de Guyón como reserva parque urbano. De esa manera, se prohibiría cualquier subdivisión de tierras y la extracción de árboles.

El 11 de julio de 2017, en un hecho histórico, el Juzgado de Primera Instancia Civil, Comercial, Conciliación y Familia de Primera Nominación,  Secretaría a cargo del Dr. Miguel Pedano, procedió a poner en posesión de la Municipalidad de Colonia Caroya el predio de 27 mil m2, con un frente de 135 metros y de 200 metros de fondo, hasta calle 42.

Luego, se agregó un terreno más y la superficie total es de más de tres hectáreas. 

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Ariel Roggio

Periodista

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