La iglesia del Lote XV, el sueño cumplido de José Bonoris

Historias caroyenses 30 de mayo de 2021 Por Ariel Roggio
De origen friulano, el sacerdote fue un hombre importante en el milagro de la Virgen del Monserrat y vivió sus últimos años impulsando la construcción del templo. En la nota, los Párrocos de los primeros 50 años.
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Bonoris, el primer y más recordado sacerdote de la Colonia.

Pbro. José Bonoris. 

El Pbro. José Bonoris, hijo de Carlos y Dominga Pinzani, nació en Orgnano, Provincia de Udine, Italia, el 23 de agosto de 1822. 

En el año 1880 llegó a Colonia Caroya por pedido de quién cumplía la función de Presbítero en los primeros años del asentamiento de los inmigrantes, Ambrosio Ramos. 

En sus relatos está el testimonio de la fe cristiana que animaba a los nuevos ocupantes de nuestras tierras. 

Dio una razón muy convincente para pedir que, de inmediato, se designara un sacerdote que entendiera el idioma de los colonos.

Ante esa circunstancia, las autoridades eclesiásticas resolvieron que el Presbítero José Bonoris se instale en Caroya, en tanto que el Padre Ramos, que venía realizando una intensa obra evangelizadora desde su parroquia de Río Ceballos, continuaba vinculado a la feligresía. 

En la capilla de la vieja casona del Colegio de Monserrat (Estancia Jesuítica de Caroya) ofició misa durante varios años con asistencia de pobladores y sus familias que se trasladaban en sus carros y jardineras desde larga distancia.

Pero cuando quedaron definitivamente instalados en sus lotes, se pensó en edificar una capilla en lugar más cercano a muchos de los ocupantes de esos predios. 

Don Blas Peschiutta donó el terreno y, según se afirma, en 1883, quedó habilitada la Capilla de Nuestra Señora del Rosario en Tronco Pozo.

Allí, los colonos se reunían por las tardes, al finalizar las tareas agrícolas, a rezar el Santo Rosario.

En el año 1887, los inmigrantes se vieron afectados por una epidemia de “cólera morbos”, que provocó la muerte de varias personas.

Los inmigrantes, impotentes para detener el mal, acudieron a las autoridades cordobesas.

El Poder Ejecutivo designó a Juan Leonardi para controlar el estado sanitario de la población, pero los casos se multiplicaban y las familias estaban aterradas. 

En tal situación, el párroco José Bonoris instó a realizar una Procesión hasta la casa Histórica de Caroya, dirigiéndose a la Virgen del Monserrat cuya imagen presidía la capilla, para rogar por la salud de las familias. (Esta procesión se habría realizado el 26 o 27 de febrero de l887).

La memoria oral afirma que al terminar la misma, tras súplicas y plegarias, la epidemia cesó en forma milagrosa. 

En gratitud, los colonos hicieron la promesa que hasta hoy el pueblo renueva año a año los días 2 de febrero, fecha que coincide con la festividad mariana de la Candelaria.

 El Presbítero friulano propició y dio impulso a la construcción de la Iglesia Parroquial, una obra que insumió los últimos años de su vida. 

Día a día vio subir las paredes hasta llegar al 31 de mayo de 1896. Ese día, quizás recordando los contratiempos y las incertidumbres, los vecinos afirman que “lloraba como un niño". 

Elevada la Iglesia de Nuestra Señora de Monserrat a la categoría de Parroquia, el Pbro. Bonoris fue nombrado Cura y Vicario interino de la nueva Parroquia, con fecha 29 de abril de 1898.

El 26 de julio de 1898, le sorprendió la muerte en Colonia Caroya a la edad de 76 años, siendo atendido en sus últimos momentos por el Cura Párroco de Río Ceballos R.P. Ambrosio Ramos. 

El 27 de Julio sus restos fueron sepultados en la Parroquia, por disposición del Obispo de Córdoba.

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 Pbro. Félix Mattio. 

Luego de un interinato de menos de un mes del Pbro. José Ametlla y Planell, el Pbro. Félix Mattio fue nombrado reemplazante del Pbro. Bonoris.

Mattio se distinguió por su espíritu de sacrificio y desprendimiento. 

Se preocupó particularmente por dotar a la Iglesia Parroquial de los implementos de culto, de que estaba desprovista. 

Asimismo, se preocupó por refaccionar la casa parroquial que se hallaba en estado deplorable. 

El 20 de marzo de 1909 fue trasladado a Córdoba y luego, en 1913, a Deán Funes donde falleció, el 19 de mayo de 1922, siendo capellán del Colegio de las Hermanas Esclavas de esa ciudad.

 

Pbro. Carlos Borello. 

Luego de brevísimo interinato del Padre Silvestre, Borello se hizo cargo de la Parroquia el día 4 de abril de 1909. 

El Pbro. Borello dirigió sus esfuerzos e dar mayor brillo al culto divino, siendo particularmente recordadas las fiestas de Navidad. 

Preocupado por el bien espiritual de sus feligreses, al comienzo de su curato hizo predicar una misión. 

El 24 de marzo de 1912 fue trasladado a Morteros y luego a San Francisco, ciudades en los que, con su bondad y apostolado, conquistó el aprecio de los feligreses. 

 

Pbro. Luis Della Casa. 

El Pbro. Della Casa se hizo cargo de la Parroquia el 21 de marzo de 1912. 

Se dedicó particularmente a mejorar el edificio de la lglesia. De su tiempo datan las actuales puertas y la vereda de la Iglesia y el revoque del bautisterio.

A partir del 18 de septiembre de 1915, fecha de su traslado, ejerció sus sagrados ministerior en diferentes pueblos de la provincia.

 

Pbro. José Alladio. 

El Pbro. José Alladio reemplazó al Della Casa el 18 de septiembre de 1915.

En los comienzos, chocó con serias dificultades. La casa parroquial se hallaba en estado sencillamente desastroso; Alladio procedió inmediatamente a su arreglo, a pesar de que no halló ni un centavo en caja. 

Por otra parte, parece que la antigua Comisión para el edificio de la Iglesia se entrometía demasiado en asuntos privativos del Párroco, lo cual ya había obstaculizado seriamente la actividad de los Párrocos anteriores.

A solicitud del Pbro. Alladio, el Inspector diocesano de Parroquias dispuso su disolución el 28 de septiembre de 1915. 

Hombre de temperamento activo y enérgico, Alladio se distinguió por su actividad, a pesar de las dificultades que la incomprensión iba jalonando en su camino. 

Con gran disgusto y consiguientes protestas del veterano coro de la Iglesia, en 1916 fundó la Escuela de Música, Canto y Armonía, con crecidísima asistencia de niños y niñas, que en abril de aquel año, sumaban 186.

Los años comprendidos entre 1910 y 1916 fueron difíciles para la Colonia y, por consiguiente, para la Parroquia a causa de las intensas sequías que redujeron a la miseria a numerosos familias.

Durante esos años, 83 familias abandonaron la Colonia y emigraron al Sur de la Provincia.

De las 400 familias que quedaron, 218 tenían todo hipotecado y en gran parte embargado. 

No obstante esa situación, el Padre Alladio organizó en 1916 cuatro centros catequísticos con 526 niños inscriptos. 

En 1918, se hizo cargo de la Banda de Música local con intención de evitar su disolución; pero, en realidad, solamente logró prolongar su agonía. 

En 1921 organizó una Santa Misión, que fue predicada por los Padres Jesuitas. 

Hay documentos sobre otros episodios relacionados que por poco motivan el cierre de la Iglesia.

Previa renuncia, el Pbro. Alladio entregó la Parroquia el 10 de Agosto de 1922. 

 

Pbro. Francisco Magnoni Castro. 

El Pbro. Francisco Magnoni Castro, Cura Párroco de Jesús María, se hizo cargo de la Parroquia el 10 de Agosto de 1922, con carácter de Cura Vicario sustituto.

Luego de una interrupción comprendida entre el 26 de agosto y el 18 de diciembre de 1922, período del breve curato del Pbro. Raimundo Valli, el Pbro. Magnoni continuó a cargo de la Parroquia hasta el 4 de mayo de 1930. 

Dadas las ocupaciones absorbentes del curato de Jesús María, Magnoni carecía de tiempo para atender personalmente la Parroquia de Colonia Caroya, que quedó bajo la atención inmediata de los Padres Pasionistas.

Sin embargo hasta 1925, ningún sacerdote residió en la Parroquia.

 

R. P. Apolinar.

A partir de Febrero de 1925, el Padre Apolinar tomó a su cargo la atención personal de la Iglesia Parroquial, en carácter de Vicario Cooperador, siendo siempre Cura y Vicario el Pbro. Francisco Magnoni Castro. 

Apolinar fue uno de los sacerdotes a quien mayor cariño profesó la Colonia. 

A él se debe el revoque del interior de la Iglesia, el piso de baldosas, el nuevo Altar Mayor y la actual Casa Parroquial. 

Si tenemos en cuenta los tiempos difíciles en que le tocó actuar, podremos valorar en toda su magnitud la magnífica labor espiritual y material que ha desarrollado durante su prolongada estadía en la Parroquia. 

 

Los Padres Pasionistas se hacen Cargo de la Parroquia. 

Iniciadas las gestiones en 1922, los Padres Pasionistas se hicieron cargo del templo recién el 4 de mayo de 1930.

Desde entonces, el Rector del Retiro del Santísimo Rosario ejerció simultáneamente las funciones de Cura y Vicario de la Parroquia de Nuestra Señora de Monserrat.

La atención inmediata de la Iglesia quedó confiada a un Vicario Cooperador, nombrado de común acuerdo por el Sr. Obispo y los Superiores de la Congregación Pasionista.

 

RR. PP. Eduardo y Norberto

El Padre Apolinar, Vicario Cooperador desde 1925, permaneció Ininterrumpidamente en la Parroquia hasta Julio de 1935. 

Los RR. PP. Eduardo y Norberto nombrados Vicarios Cooperadores, desarrollaron un encomiable actividad espiritual durante el tiempo en que les tocó actuar. 

Eduardo fue ampliamente conocido no sólo en la Colonia sino en toda la zona y tuvo a su cargo principalmente la atención de las diversas Capillas de la Parroquia. Fue un Sacerdote ejemplar, de recia personalidad, austero y extraordinariamente apostólico.

Norberto, por su parte, con su afabilidad y espíritu apostólico, conquistó el afecto de todos los feligreses, realizando una encomiable labor espiritual.

Eduardo, a raíz de su nombramiento como Rector del Retiro del Santísimo Rosario, se alejó de su cargo de Vicario Cooperador en febrero de 1933, retornado a la Parroquia en 1941. Ese año fue reemplazado por Apolinar. 

 

R.P. Francisco.

El 1 de septiembre de 1944, el R.P. Francisco reemplazó a Eduardo en el cargo de Vicario Cooperador. 

Francisco fue el primer sacerdote originario de la Colonia que ejerce su sagrado ministerio en la Iglesia Parroquial. 

Su particular empeño se centró en dotar y hermosear la Iglesia Parroquial. 

En este sentido, une su nombre a los magníficos bancos nuevos, al comulgatorio de mármol y al modernísimo equipo parlante instalado en la lglesia Parroquial, necesario para subsanar la deficiente acústica de la misma. 

Fue promisor y motivo de legítimo orgullo para todos los colonos, que un nieto de los que construyeron la Iglesia Parroquial, presidiera a los festejos del cincuentenario.


Notas relacionadas. 

La historia de la construcción de la Iglesia del Lote XV.

El día de la inauguración: 31 de mayo de 1896.

La iglesia caroyense, una joya arquitectónica.

Paredes con historia: el significado de los murales pintados hace 75 años. 

Ariel Roggio

Periodista

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