La historia de la construcción de la Iglesia del Monserrat

Historias caroyenses30 de mayo de 2021 Por Ariel Roggio
La piedra fundamental se colocó en 1888 y ocho años después terminaron las obras. Piedras de las Sierras Chicas, cal de Córdoba, ladrillos al costo, leña desde Santa Teresa y madera comprada en Rosario. En la nota, todo lo que pasó antes de la inauguración.
Parroquia10
Mural de la Parroquia que muestra el avance de la construcción del templo.

Como un breve contexto religioso, podemos indicar que en los primeros años, los colonos tenían Misas en la capilla de la Estancia de Caroya, a cargo del Pbro. Ambrosio Ramos, un sacerdote de Río Ceballos. Luego, llegaron los Pbro. Santiago y José Bonoris.

Cinco años después de la llegada de los fundadores de Colonia Caroya, se construyó la primera capilla del pueblo: la Centenaria de Tronco Pozo, en honor a la Virgen del Rosario. Fue en 1883.

En 1887 se dio el milagro de la Virgen del Monserrat que libró a los caroyenses del cólera y al año siguiente empezaron las gestiones para levantar una de las iglesias más bellas de la provincia.

Para 1887, Colonia Caroya tenía 1.241 habitantes.

329 eran varones adultos (229 casados, 89 solteros y 11 viudos.

314 eran mujeres (229 casadas, 49 solteras y 36 viudas).

302 eran niños y 296 niñas.

De ese total, 1.221 eran italianos y solo 19 argentinos. El restante era francés.

El pueblo tenía 35 mil plantas de vid, 1200 vacas lecheras, 700 caballos y 500 purcits (chanchos).

 

Se ignora la fecha exacta de la constitución de la primera Comisión para el edificio de la Iglesia.

Sí se sabe que Ángel Pressacco fue su Presidente.

Con fecha del 6 de Septiembre de 1887, el Sr. Obispo de Córdoba Monseñor Fray Reginaldo Toro expidió un decreto nombrando la Comisión para el edificio de la Iglesia de la que formaban parte el Pbro. Ambrosio Ramos, Pbro. José Bonoris, Sebastián Lepore, José Romanutti, Blas Peschiutta, Francisco Patat, Antonio Migotti, Santiago Cragnolini, Isidoro Tauro, Fernando Calligaro y Nicolás Cadamuro.

Además, fue nombrada una subcomisión que, bajo el rótulo de Comisión Colectiva, tenía la difícil misión de reunir fondos para la construcción de la Iglesia, integrada por José Romanutti, Pedro Sangoi, Francisco Lóndero, Luis Dalla Costa, Domingo Biasutti y Miguel Lóndero.

 Escáner_20210529

Colocación de la piedra fundamental.

Gracias a las gestiones de la Comisión Provisoria, fue colocada la piedra fundamental de la Iglesia la mañana del 5 de agosto de 1888.

Don Vicente Agüero y su esposa fueron los padrinos de la ceremonia.

Como donante de la fracción de 60m x 100m figura Ángel Pressacco (posteriormente involucrado en el crimen de Domingo Del Fabro en enero de 1900).

Aunque el real donante del terreno sobre el cual está edificada la Iglesia fue Antonio Medeotti.

La razón por la cual se construyó el templo sobre terreno que fuera de Pressacco es que allí se ubicó el centro geográfico de la Colonia; en consecuencia, Medeotti permutó con Pressacco una fracción de iguales dimensiones ubicado más al este, por el terreno en que se construyó la Iglesia.

La Comisión para el edificio de la Iglesia, nombrada por edicto del 6 de septiembre de 1888 y tuvo su primera reunión cinco días después, nombrando a Fernando Calligaro, "uomo inteligente", para que dirija las obras.

Era albañil de profesión, particularmente hábil en trabajos de piedra.

Bajo su dirección se construyó el presbiterio de la Iglesia, en cuyas paredes se utilizó la piedra con mayor abundancia

En octubre de 1888, la Comisión nombró a Isidoro Tauro como colaborador del Sr. Calligaro en la dirección de la construcción. Otro hombre hábil en el arte de la construcción, es el autor de los planos de la Iglesia.

Pese al cuadro de pobreza extremo que ofrecía lo Colonia en aquel entonces, fue audaz en el diseño para erigir un edificio esplendoroso.

A fines de 1890 fue terminado el Presbiterio e inaugurado para mediados de marzo del año siguiente, con presencia de una banda de música y hasta ¡fuegos artificiales!

Dado que la construcción de la Iglesia era costeada con el producto de las limosnas que recogía la Comisión designada al efecto, se deduce fácilmente que hubiera sido imposible llevar adelante los trabajos, al menos con tanta celeridad.

Debemos destacar que hasta abril de 1895, exceptuados los obreros especializados y los que dirigían la construcción, la mano de obra era absolutamente gratuita.

Las familias se turnaban en el trabajo, dándose el caso de niñas de 10 años que ayudaban a sus padres, alcanzándoles los ladrillos o sosteniendo las escaleras.

Sin embargo, la Comisión de Colecta se encontraba con la falta de recursos y no por la poca generosidad, sino porque los colonos eran muy pobres.

Pero daban de su pobreza lo que podían y se ingeniaban para allegar recursos mediante rifas y  remates.

Desde el inicio de la obra hasta 1895, la provisión de ladrillos estuvo a cargo de la familia Tessino, que entregó el material a precio de costo.

Marta Copetti de Lauret tiene la oportunidad de compartir una conversación con Pedro Tesino (1910-2003) y volcar sus vivencias en el libro "Gringos de la Colonia" de su autoria.

De dicho intercambio extraemos unos párrafos donde Don Pedro, nacido en Tronco Pozo, rememora que:

"Su abuela le traía comida al abuelo cuando él trabajaba en la construcción de la Parroquia y cuando no había tanto trabajo se ponían a cortar ladrillos. En nuestra cortada hay más de 650.000 ladrillos de nuestra tierra sacados en todos esos años, más o menos el 30% de la totalidad. Solo cobraban el costo del material, creo que los mil a 8$ y eran de muy buena calidad porque se los hacía sin guano, solo con pura tierra negra. Los vecinos colaboraban mucho. Los bancos los hizo hacer el padre Francisco Pez. Los mosaicos los pusieron los Roggio de Córdoba y en cuanto a los frescos, me parece que eran italianos y se basaron en fotografías para pintarlos".

Las piedras utilizadas proceden de los Sierras cercanas, acarreadas gratuitamente en carros primitivos y pesados. El material de piedra fue utilizado principalmente en las paredes del ábdise.

La cal, elemento indispensable para la construcción, fue uno de los renglones más costosos de la obra. Hasta 1892 toda la cal necesaria fue traída desde Córdoba.

Pese al bajo costo, la Comisión la consideraba cara hasta que decidió dejar de comprar cal viva y empezó a traer piedras de cal, que se quemaban en la misma Colonia.

La leña necesaria para los hornos era traída de Santa Teresa.

A fines de 1895 la construcción de la Iglesia entraba en sus fases finales, pero restaba la  delicada tarea del techado.

La madera necesaria para el techo fue adquirida en Rosario, viajando con ese objeto a la ciudad santafecina el Sr. Domingo del Fabro.

Don Antonio Bottazzini fue contratado como carpintero encargado de labrar la madera utilizada en el techado.

A partir de ese momento, las misas que se hacían en la Estancia de Caroya (en ese momento identificada como La Merced), pasaron al nuevo templo, mientras seguían los trabajos de construcción.

La historia sigue en el siguiente link:

Qué pasó el día de la inauguración de la Parroquia


Notas relacionadas:

La iglesia del XV, una joya arquitectónica con características únicas.

Paredes con historia: el significado de los murales de la Parroquia.

Empezando por Bonoris, los párrocos del primer medio siglo de la Iglesia. 

Fuentes:

Libro de Oro de la Parroquia Ntra. Sra. Del Monserrat.

Libro “100 años de historia de Colonia Caroya” de Marta Nuñez.

Libro “Fare l´América” de Martha Canale.

Libro “Y ellos forjaron un pueblo”, de Efraín Bischoff.

Libro “Colonia Caroya. El espacio, realidad física y mundo simbólico”, de Hugo Peschiutta.

Libro “Gringos de la Colonia” de Marta Copetti.

Ariel Roggio

Periodista

Te puede interesar