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A 25 años de la trágica muerte de Norma Ozán, atropellada por un auto que se cruzó de carril y huyó

Fue el 25 de noviembre del 2000 en Av. San Martín entre calles 60 y 64. El conductor corrió el cuerpo, lo dejó en la banquina y se fue. Se presentó en la Comisaría 12 horas después.

Colonia Caroya25 de noviembre de 2025Ariel RoggioAriel Roggio
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Cuatro meses después del trágico hecho en el que perdió la vida Eliana Luna, hubo otro caso similar en Av. San Martín del que hoy se cumplen 25 años.  

El 25 de noviembre del 2000, a las 6:15 de la mañana, Norma Ozán de Luján murió atropellada en la Avenida entre calles 56 y 60, frente a lo que hoy es "Chacra de los Caballos".

La mujer, de 41 años, se trasladaba en su bicicleta desde Puesto Viejo hasta el XV para ir a su lugar de trabajo.

De frente, un vehículo que, según dicen testigos, venía haciendo "zig-zag" y que embistió a Norma al cruzarse de carril.

Cabe aclarar que esa época, ese tramo de la calle no tenía cordón cuneta.

El conductor frenó, corrió el cuerpo ya sin vida que estaba en la carpeta asfáltica a la banquina, se subió nuevamente al auto y se fue.

Un hermano de la víctima, que casualmente pasaba por el lugar, fue el primero en llegar.

Luego apareció el colectivo de la banda Trulalá, que se volvía a Córdoba después de haber hecho un baile en el Club Agraria. El chofer fue testigo de los minutos previos: vieron cómo este auto los sobrepasó y en plena avenida iba circulando cruzándose de carril.

Cuando llegaron al lugar del siniestro, inmediatamente lo relacionaron con las maniobras imprudentes que habían visto antes.

El conductor que atropelló a Norma se presentó a la tarde en la Comisaría, con un abogado, el mismo que defendió al hombre que atropelló y mató a Eliana Luna (y que también se fugó).

A diferencia del caso de Eli, este hombre, de apellido Quintero, decidió ponerse a disposición de la Justicia y estuvo un día detenido. No se pudo comprobar el estado en el que estaba al frente del volante. 

Todo quedó en la nada. No hubo acuerdo ni seguimiento judicial. Solo quedó un expediente y un deseo frustrado de la familia de Norma para que el responsable quede preso o que le retiren el carnet. 

Ni una cosa ni la otra: durante mucho tiempo, al hombre se lo siguió viendo manejando el mismo auto, con las marcas del choque fatal. 

 

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